Me encuentro en el aeropuerto de Monterrey, esperando mi vuelo, a Guadalajara por segunda vez en menos de un mes. El mes que dejé de vivir en mi actual destino, para irme a Coahuila, a trabajar en una empresa gabacha.
So far, so good. Esperemos que siga así.
Sin embargo, en este momento me siento intranquilo, impaciente. Dejé algunos pendientes de trabajo, y aunque espero divertirme y relajarme este fin de semana en mi ciudad natal, el viaje en realidad tiene el propósito de arreglar detalles, vaciar mi antiguo cuarto y traerme algunas pertenencias que dejé en mi viaje inicial, ya que el día que dejé inicialmente la ciudad, volé directo a capacitación a Mountain View, California (US), para después estar la generosa cantidad de una semana cinco días en un hotel en Saltillo, mientras buscaba un lugar donde quedarme.
Lugar que, por cierto, resultó mejor de lo que parecía, por su bajo precio. Fue una grata sorpresa encontrar tan rápidamente una casa amueblada, con servicios, agusto y económica.
De la empresa: he aprendido bastantes de cuestiones técnicas en el escaso mes que llevo en la compañía. Sin embargo, tengo la certeza de que aprenderé bastante más de otras áreas. Debo de.
El ambiente: relajado e informal en ciertos momentos, lo que contrasta en otros con cierta rigidez que resalta aún más si se compara con el site de Mountain View; el CEO de la compañía es indudablemente a toda madre.
En fin, espero que mis experiencias futuras de aprendizaje continuen siendo positivas y sin contratiempos.
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