Este sueño me recuerda a un cuento de Cortázar. He aquí lo que soñé:
Dos tipos se metían a una casa casa a vivir y molestar a los que la habitaban, haciendo bromas pesadas, comiendo su comida, y siempre eludiendo. No sé cómo era esto posible, no era tan grande la casa, pero así son los sueños.
También había un sacerdote pederasta que finalmente fue expuesto y exhibido por los bromistas. Osea, al parecer, los intrusos no eran tan malos, sólo un poco vagos.
La familia, en especial el padre, era muy fresa, super by the book, correctos y respetuosos. Les causaba una gran molestia que, siendo ellos tan correctos, tuvieran estos polizontes viviendo a sus costillas. La casa no era propia, la estaban pagando. Todo era elegante y caro.
Un buen día, los habitantes legítimos, deciden irse y vender su hipoteca, mudarse a un lugar más económico (¿su antiguo lugar?). Para este punto, ya habían perdido la timidez, quizá la cordura también, pues promocionaban la casa de manera loca, hacían panfletos y los aventaban, no recuerdo qué más. Se volvían locos y bromistas, hasta que los cholos invasores los veían y se sorprendían.
Un día llegaban personas a ver la casa para comprarla. Pero comenzaban a hacer preguntas sobre la casa y por alguna razón, a los vendedores se les iba la onda y no contestaban bien. En eso el bromista pesado de los que vivían en la casa, tomaba la iniciativa y comenzaba el tour por la casa, muy formal y amable, para sorpresa de todos. Luego la esposa del señor decía: “mira, finalmente cambiaron” y el esposo le contestaba:
No, nosotros fuimos los que cambiamos, ellos siguen igual…: todavía se están comiendo mi comida
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