Noviembre vino tan rápido como se fue. No hubo mayores sobresaltos.
Si no contamos que nos cortaron injustamente la luz por dos semanas, período en el cual hospedaría en mi casa sendas reuniones de mis hermanos, nos visitaron varios couch surfers, remodelé mi cuarto, se nos escapó un roomie, arrancó un proyecto laboral, y otras tantas trivialidades.
Se soltó un frío intenso que tomó por sorpresa a la ciudad, aunque adentrándonos hacia Diciembre, éste pareció desvanecerse. No todo es desgracia en nuestro demacrado país: poder andar en shorts en invierno es un lujo que no se pueden dar en otras latitudes.
Y en fin, sigo sabiendo que con constancia y dedicación todo es posible. Hay que seguir trabajando.
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