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Sueño de cápsula selenita

Era una mezcla de sueño en primera persona (osea, yo viviéndolo) y contemplación de una película (osea, yo viendo a la gente actuar). No sé en qué momento se cambiaron los roles, de espectador a protagonista o viceversa, o si sucedía constantemente.

Como siempre, algunos detalles se han perdido. Lo que recuerdo es que al parecer, la humanidad (o lo que quedaba de ella), vivía en estaciones gigantes, estilo la película “La Isla” (creo que así se llama), que, en mi sueño, estaban en la luna. Al menos recuerdo que yo (o el protagonista) y más gente estábamos en una, en realidad no sé si había más.

La población total de estas “cápsulas” (no sé por qué les puse ese nombre) debió haber sido ser pequeño, ¿quizá unos 5 mil, máximo? Y había de todo dentro, para llevar una vida “normal”. La gente común no estaba enterada de la “farsa”; más que nada, les habían ocultado la información de que la vida en la tierra se había acabado y por eso vivían en cápsulas selenes. O algo.

Fuera de estas cápsulas y a pesar de estar en la luna (supuestamente sin oxígeno), había gente también, los exiliados o quizá rebeldes vagabundos, que no tenían cabida en las cápsulas y una de dos: o querían entrar a vivir la vida loca, o querían acabar con el engaño en el que vivía el ganado. O quizá estaban tratando de escapar de esos molestos cangrejos gigantes estilo Furia de titanes (Clash of titans) con quienes compartían la superficie lunar. Incluso en el sueño, estos cangrejos estaban mal animados y todo. La gente dentro de la cápsula no sabía lo que ocurría fuera de ella.

Entonces de repente yo (y/o el protagonista) empezaba a sospechar. Hasta este entonces todo era “normal”, la gente hacía su rutina, había creo que en general, de todo para todos. Obviamente con las limitaciones que tiene toda sociedad sometida a una rutina pseudo distópica post apocalíptica en una pequeña base lunar (es de sobra sabido que abundan), pero al parecer todos estaban conformes en sus pequeñas y patéticas vidas.

Pero yo no, ¡oh no! Lejos de conformarme con esa mediocridad, quería averiguar lo que sucedía. Había algo extraño dentro de esta estación, en la que el techo estaba a una altura demasiado baja (ya había soñado algo un poco similar, al menos parecido en la infraestructura un poco “limitada”), y donde no se podía mirar al exterior. No recuerdo qué mentira nos hacían creer, pero simplemente algo pasaba que me hacía rebelarme.

Al final, creo que sólo un guardia estaba tratando de redirigirme al montón, sin demasiado esfuerzo ni violencia física. Ahora que lo pienso/recuerdo, ese montón formado, se sentía como si fuera una hilera de personas entrando al área de convivencia y/o trabajo, a través de un amplio salón que los conducía desde sus “celdas” o cuartos.

Después de alejarme indisciplinadamente de esa fila y dirigirme a una esquina, el guardia siguiéndome, noté que al final del salón, quizá un par de kilómetros hacia el este (en realidad no tengo fundamentos para proporcionar direcciones de orientación geográfica correctas, sólo se sentía como si fuera el este) justo como el horizonte de The Truman Show, simplemente terminaba en una cortina, que no estaba fija ni asegurada de ninguna manera, se podía abrir a voluntad y asomar detrás, sin que nadie me lo impidiera.

Fué ahí donde, a través de grandes ventanales, pude observar el conflicto exterior, outcasts combatiendo cangrejos lunares, con lanzas, cual aborígenes primitivos, y sin ningún tipo de protección o tanque de oxígeno. Weird.

Entonces el guardia me decía algo así como “¿Ves? No pueden saber lo que hay afuera, aquí estamos mejor”, palabras más, palabras menos. Obviamente, yo escandalizado (en este momento creo que ya no había alternancia entre protagonista tercero y protagonista en primera persona, osea que ya era yo todo el tiempo), pretendí hacer revolución y romper las cadenas de la ignorancia global a la que estábamos sometidos.

Pero desperté.

Y al despertar, la sensación fué de “conspiración”; maligno gran hermano del demonio controlando a lo que resta de la humanidad como ganado. Sin embargo, ahora que lo pienso, creo que no era tan malo.

Fuera del “no clarificar lo que realmente sucedía”, que técnicamente no era una mentira descarada, sino “dosificación de información sensible”, creo que todo estaba bien. Viviendo ignorantemente felices, en términos generales.

Y claro está, el asunto de los animalejos de fuera, junto con más personas que sólo querían una taza de chocolate caliente junto a la chimenea, escuchando cuentos de mitología griega de la abuela.

Aunque pensándolo bien, ¿qué tal que esas personas eran marcianas? Después de todo, ¿qué persona puede vivir en el frío e inoxigenado vacío del espacio? A la mejor los cangrejos eran nuestros amiwos y nos estaban protegiendo de la plaga invasora.

Who knows?

Quizá escriba un cuento basado en este sueño.

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